El economista norteamericano Jeffrey Sachs habló sobre los retos de América Latina en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sobre todo, ante las nuevas dificultades generadas por el COVID-19.
En septiembre de 2018, Jeffrey Sachs, uno de los economistas más influyentes del mundo en materia de desarrollo sostenible, estuvo de visita en Colombia. ¿El motivo? La inauguración del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina y el Caribe (CODS), el primero en la región adscrito a la Red de Soluciones del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Este martes el CODS, en compañía virtual del experto, lanzó el Índice de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, la primera evaluación que muestra el avance de 24 países de la región frente a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El índice, compuesto por 96 indicadores, reveló un rezago importante en el cumplimiento de los objetivos a escala regional. “Tras más de cuatro años de aprobarse la Agenda 2030, los países solo han logrado un avance modesto en las metas trazadas”, indicó. Además, la mayoría de los países no están avanzando al ritmo necesario para cumplir con los objetivos en el plazo establecido y, como si fuera poco, a las dificultades se sumó una nueva este año: la pandemia de COVID-19, que ha provocado una de las mayores crisis a nivel mundial en materia de salud y economía.
Sachs, quien ha asesorado a los gobiernos de más de 125 países y a las Naciones Unidas en temas de desarrollo sostenible y la lucha contra la pobreza, habló con El Espectador sobre los retos y desafíos del cumplimiento de los ODS en la región.
¿Cómo ve el desempeño de los países de AL en el cumplimiento de los objetivos?
Desafortunadamente el cumplimiento de los ODS se ha vuelto mucho más difícil ahora en comparación a cuando empezamos a medir estos datos. Estamos en una crisis muy grande a escala global y, lastimosamente, Latinoamérica está muy inmersa en esa crisis. Diría que en este caso el reporte muestra patrones de las tendencias de avance o retrocesos en los países a un largo plazo, pero no refleja aún el alcance de la crisis provocada por la epidemia. A esto se le suman las crisis políticas que existen en la región, por lo que Latinoamérica está en una situación muy difícil actualmente y se requerirán buenas decisiones regionales para salir de esto de manera efectiva.
¿Cómo ha afectado la pandemia el cumplimiento de los ODS?
En este momento, la mayoría de países de la región no logran contener la epidemia, y esto es muy grave, porque todos los demás objetivos de combatir la pobreza, crear buenos empleos o mejorar el sistema educativo no se pueden lograr si no hay un control a escala regional de la pandemia. Además, mientras haya agitación interna, inquietud y confusión, será muy difícil tomar medidas efectivas.
¿A qué puede deberse esta agitación y confusión?
En algunos países el liderazgo de los gobiernos es terrible, como en Brasil, donde el presidente Jair Bolsonaro no es responsable y la epidemia está fuera de control. En Estados Unidos pasa lo mismo. Tenemos un presidente terrible, completamente inefectivo y absolutamente ilógico e incapaz de tomar decisiones basadas en la ciencia. Como resultado hemos tenido más de 100 mil muertes y la epidemia está lejos de controlarse. A esto se le suma la crisis económica, por lo que encuentro muy difícil incluso pensar en cuáles podrán ser los próximos pasos a tomar si no hay una mejor estrategia.
El propósito de este índice es guiar la política pública y las decisiones económicas y de las empresas en los países. Los gobiernos deberían mirar este índice y evaluar qué pueden hacer, dónde está la urgencia, en qué puntos están retrocediendo y qué les falta. Las empresas, por su parte, deben pensar en cómo alinearse mejor con el desarrollo sostenible a partir de estas metas. Todos vamos a necesitar recuperarnos de esta crisis, que es muy profunda, y los ODS pueden ser la base para impulsar un plan de recuperación conjunto en la región.
Esta crisis también ha demostrado muchas dificultades en el multilateralismo…
Suramérica tiene muy poca cooperación, pero creo que una buena forma de salir de esto sería que la región propusiera su propio “Pacto verde”, como el de Europa, donde los países se junten y digan: ¿Cómo impulsamos nuestros recursos para tener una recuperación sostenible e inclusiva para toda la región? Dejando de lado las divisiones políticas amargas. Se necesita una solución regional para frenar la deforestación en el Amazonas, para cambiar el sistema energético y enfrentar los problemas del cambio climático, para mejorar la salud pública y, también, una solución regional a la crisis en Venezuela. La solución no puede depender de EE. UU., porque lo que está haciendo este país no tiene sentido y está causándoles sufrimiento a los demás países de la región. Lo que todas estas crisis muestran, una y otra vez, es que si no tenemos una cooperación multilateral no podremos avanzar, movernos hacia delante.
Particularmente, ¿cómo ve los avances de Colombia en los ODS?
Colombia fue uno de los países precursores en el diseño y la creación de los ODS desde la Conferencia Río+20 en 2012 y ha sido pionera en la inclusión de la Agenda en sus instrumentos de planeación, por lo que realmente le agradezco por su contribución a este esfuerzo global. Afortunadamente, está mejor gobernada y en mejor forma que otros países: está luchando contra la epidemia de COVID-19, está tratando de preservar la paz , que es extremadamente importante, y el país tiene mucho potencial en materia de energía renovable, en industria y turismo sostenible, por lo que tiene los ingredientes para un gran éxito. Por eso el CODS está en la Universidad de Los Andes, porque creemos en Colombia, porque puede ser líder y guía para estos logros.
Sin embargo, los resultados del informe para Colombia no son tan favorables. ¿Qué le recomendaría al presidente para que avancemos en el cumplimiento de la Agenda?
Me gustaría que hiciera dos cosas. Una es que dijera: aquí estamos, en 2020, luchando contra una epidemia. Nuestro primer trabajo es detenerla, y nuestro segundo trabajo es luchar por una recuperación que esté comprometida y vaya en la línea de los ODS. Que proyecte un plan para los próximos 10 años sobre cómo va a hacer el país para alcanzarlos. Lo segundo que esperaría es que convocara a todos los países de la región, porque la epidemia no puede detenerse a menos que todos los países tengan éxito, y, entonces, se diseñe una estrategia actuando cooperativamente e incluyendo a todos los países, incluso Venezuela. Si estamos divididos no lo lograremos.
A su juicio, ¿está perdido el propósito de eliminar la pobreza extrema global para 2030?
Sin lugar a dudas. Esta es la peor crisis económica que hemos visto desde la Gran Depresión, y mientras el virus circule, mate y asuste a las personas, e interrumpa con nuestras vidas, no tendremos una recuperación.
¿Cómo puede ser ese plan de recuperación?
Lo que muestran las evidencias es que al hacer inversiones en una economía más sostenible también se crean mejores empleos y más sostenibles. Pero se necesita inversión pública, y para hacerla los gobiernos necesitan ingresos. Porque esta transformación requiere -además de una estrategia- construir infraestructura, una nueva división del trabajo y nuevas industrias. Es necesario que haya impuestos pagados por quienes pueden pagarlos. Pero las américas son tradicionalmente entornos de bajos impuestos, porque los ricos son lo suficientemente poderosos como para decir: no quiero pagarlos. Mi país es el ejemplo número uno de esto. Los ricos pagan las campañas de los políticos y los políticos, en respuesta, promueven recortes de impuestos para los ricos.
Otro de los graves atrasos de la región, según el índice, es en materia de desigualdad, ¿por qué?
Nuestra región fue construida sobre la desigualdad. Fue construida por conquista, sobre represión. Esa es la historia de nuestra región y es lo que está pasando en EE. UU. en este momento: tenemos protestas en muchas ciudades porque el país se levantó basado en la esclavitud y en el racismo, y porque tenemos la mayor desigualdad de cualquier país rico del mundo. ¿Qué hacemos al respecto? Primero, reconocemos que no es saludable para la sociedad tener este tipo de desigualdad. Las cosas no funcionan, se llega al conflicto y a la inestabilidad. Por lo tanto, debemos tomarnos en serio el ODS 10 (Reducción de las desigualdades). Creo que hay dos formas básicas de lograr este objetivo: una es la educación de calidad (ODS 4) para todos los niños, porque las habilidades humanas son la fuente más importante del bienestar y el sustento económico de las personas. Y otra, es que la sociedad debe garantizar las necesidades básicas para todos, la atención médica, el agua y el saneamiento. Y de eso, en último, se tratan los ODS en su conjunto.