La meta es que para el 2030, el 75 % de los usuarios tengan la infraestructura de medición avanzada.
Dos años después de que el Ministerio de Minas y Energía expidió las políticas para la implementación de la infraestructura de medición avanzada de energía (AMI,por su sigla en inglés), un proyecto de resolución de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) puesto a consulta del mercado hace unos días marca el punto de arranque para que el país inicie en firme el tránsito gradual para el cambio de más de 14,8 millones de contadores de energía eléctrica.
La AMI está definida como la infraestructura que posibilita la comunicación bidireccional con los usuarios del servicio de energía eléctrica y, además de ser la base de la digitalización del sector eléctrico del país, según le explicó a EL TIEMPO el ministro de Minas y Energía, Diego Mesa Puyo, permitirá no solo que las empresas puedan controlar el impago y hacer cortes del servicio de forma remota (sin que un técnico vaya al domicilio), sino que será la puerta para que los consumidores tengan un rol activo, vendiendo excedentes de energía a la red y haciendo un consumo más inteligente del servicio.
De acuerdo con la Asociación Colombiana de Distribuidores de Energía (Asocodis), la medición avanzada puede representar el cambio de más de 14,8 millones de contadores en todo el país, teniendo en cuenta que hay usuarios industriales, como fábricas y residenciales, que tienen más de un contador instalado en el mismo inmueble.
Pero la gran novedad del esquema que adoptará Colombia –y que fue preocupación hace unos años de ingenieros eléctricos y de empresarios– es que el cambio del contador de la luz no tendrá ningún costo para el usuario, salvo que este expresamente así lo elija y lo manifieste al operador de red, es decir, la empresa que distribuye la energía.
De hecho, la propuesta regulatoria señala que el equipo de medición avanzada será de propiedad de quien lo pague y si el cliente lo compra, que es una de las opciones, quedará con la obligación de asumir los costos de adquisición e instalación y será responsable de su custodia.
La otra opción para el consumidor, que sería la mayoritaria, es permitir que el operador de red, es decir, la empresa que presta el servicio, reemplace el tradicional medidor de disco por uno avanzado, caso en el que la compañía asume los costos de instalación y la custodia, entregando el medidor viejo al usuario, titular del servicio.
Incluso, la norma propuesta señala que si hay que hacer alguna normalización en la instalación de un usuario residencial (nivel de tensión 1),
“Los beneficios van a ser más que suficientes para que las empresas remuneren la inversión que hagan, sin necesidad de trasladarle costos adicionales al usuario”, recalca el ministro Diego Mesa.
Los beneficios van a ser más que suficientes para que las empresas remuneren la inversión que hagan, sin necesidad de trasladarle costos adicionales al usuario
El funcionario reveló que para el cambio de medidores de energía eléctrica, el Gobierno se fijó una meta ambiciosa, y
Mucho más que la medición
Otro cambio clave que llegará para el sector eléctrico con la medición inteligente de energía eléctrica es la creación de Gidi, empresas de servicios públicos encargadas de hacer las funciones de gestión independiente de datos e información que se vaya consolidando con la medición inteligente.
Estas Gidi serán la fuente principal para que los comercializadores facturen a sus usuarios y estos, a su vez, puedan visualizar la información detallada de sus consumos y comparaciones respecto de otros usuarios, revisar las tarifas y ventajas ofrecidas por la competencia y puedan gestionar, desde una sola plataforma de transacción virtual, el cambio de comercializador.
Según explica José Camilo Manzur, presidente de Asocodis, esta será otra de las ventajas de la medición inteligente, toda vez que se podrá escoger el comercializador, similar a lo que ocurre con un operador celular, al profundizar la competencia entre quienes les venden la energía a los usuarios.
Pero además, el directivo explica que contribuye a mejorar calidad de servicio, a bajar las pérdidas de energía, a bajar los costos de lectura de medidores, a dar una respuesta de atención al cliente más rápida y a que el usuario consuma de una manera más inteligente, cambiando de comercializador mirando tarifas horarias, que deberán ir acompañadas con este modelo.
Para Manzur, además de estos beneficios, la infraestructura de medición inteligente se convertirá en la llave maestra para la transformación energética que debe dar el país en el largo plazo.
“La herramienta habilitadora de la transformación energética y la incorporación de los recursos distribuidos, llámense generación distribuida, autogeneración de pequeña y gran escala, llámese movilidad eléctrica, almacenamiento, agregadores de demanda y la compra horaria de energía, es la AMI”, recalcó.
Y es que según señala la norma puesta en consulta del mercado, la AMI integra hardware (medidores avanzados, centros de gestión de medida, enrutadores, concentradores, antenas, entre otros), software y redes de comunicaciones, que en conjunto permiten la operación de la infraestructura y la gestión de los datos del sistema de distribución de energía eléctrica y de los sistemas de medida.
ÓMAR G. AHUMADA ROJAS
Tomado de El Tiempo