La clave para el desarrollo sostenible en Colombia

El Grupo Energía Bogotá ha participado en la transformación energética del país con su expansión en América Latina y su modelo de sostenibilidad que lleva beneficios a las comunidades de su área de influencia.

La transformación del sector energético en las últimas décadas es un caso de éxito en América Latina. Pasó de tener empresas ineficientes y una inadecuada prestación del servicio en la década de los 80 a tener compañías sólidas, que han superado duros desafíos y se han consolidado como importantes jugadores en los mercados.

Hoy el sector energético es uno de los motores del crecimiento económico del país, de la generación de empleo y del progreso de las regiones, permitiendo mejorar la calidad de vida de millones de colombianos. Pero no siempre fue así. En los años 80 el servicio de energía eléctrica en Colombia llegaba a cerca del 70 por ciento de la población, mientras que hoy su cobertura es del 97 por ciento del territorio nacional y beneficia a más de 46 millones de colombianos.

En el suministro de gas natural también se ha registrado una verdadera revolución. En dos décadas, Colombia pasó de tener 1,9 millones de usuarios conectados a 9,5 millones (entre hogares e industrias), con una cobertura del 67 por ciento. Es decir, que este servicio llega a cerca de siete de cada 10 colombianos.

Aunque los avances son sobresalientes se requieren esfuerzos adicionales para que el sector siga apalancando el desarrollo del país. Es necesario solucionar los cuellos de botella que están frenando la ejecución de proyectos de transmisión, que garantizan no solo el suministro confiable en el servicio de energía, sino que son fundamentales para que las energías renovables no convencionales sean una realidad.

Se espera que Colombia avance de manera sustancial en renovables no convencionales al pasar de cerca del 1 por ciento de participacipación al 12 por ciento en los próximos años, con más de 2.500 megavatios de generación eólica y solar instalados. Sin embargo, para que los proyectos de energías renovables y de transmisión se materialicen hay que destrabar temas relacionados con las consultas previas con las comunidades y es necesario avanzar en el otorgamiento de licencias ambientales.

Justamente, la mitigación del cambio climático y el respeto a los derechos humanos son premisas de empresas como el Grupo Energía Bogotá, pero no son suficientes para superar la conflictividad social y ambiental que termina impactando la prestación y los costos de los servicios públicos. Se requiere una decidida acción del Gobierno Nacional y las autoridades regionales para impulsar los proyectos de energía que promueven el progreso y el bienestar de la sociedad.

En esta transición energética se deben impulsar las nuevas tecnologías, como la generación distribuida, la digitalización, el hidrógeno y avanzar en la descarbonización. Además, hay que promover nuevos usos y mayor demanda de energía eléctrica y gas natural, para que la movilidad limpia sustituya los combustibles contaminantes. En los próximos años se reemplazarán más de 60.000 vehículos de transporte de carga que funcionan con diésel y gasolina e ingresarán cerca de 25.000 vehículos en la renovación de la flota de los sistemas de transporte público.

UN CASO DE ÉXITO

En estos y otros temas que le permitirán al sector energético avanzar en su transformación trabaja el Grupo Energía Bogotá (GEB), una compañía con 124 años de historia que tiene presencia en Colombia, Perú, Brasil y Guatemala. Atiende a más de 7,3 millones de usuarios residenciales, industriales y comerciales a través del suministro de gas natural, con más de 4.500 kilómetros de gasoductos, y lleva energía eléctrica con más de 14.000 kilómetros de líneas de transmisión.

De alumbrar las calles en Bogotá hace más de 100 años, pasó a convertirse en un jugador destacado en el mercado energético de América Latina con un plan estratégico que incorporó el gobierno corporativo y la sostenibilidad como sus pilares de crecimiento.

En Colombia, el GEB tiene más de 1.500 kilómetros de líneas de transmisión en operación, que aumentarán a 3.800 kilómetros con los nuevos proyectos. Uno de ellos es Colectora, en La Guajira, una línea de transmisión de cerca de 480 kilómetros de extensión, la construcción de la subestación Colectora y la ampliación de las subestaciones Cuestecitas y La Loma, que permitirá transportar al resto del país la energía que se producirá en los parques eólicos y solares de la costa norte.

Sin embargo, para que este proyecto salga adelante el GEB debe realizar consultas previas con más de 250 comunidades étnicas. Será la consulta previa más grande que se realice en este momento y un gran desafío para el sector y para el país.

SOSTENIBILIDAD Y BIENESTAR SOCIAL

El Grupo Energía Bogotá también le apuesta a la movilidad limpia. Su filial TGI ha apoyado el uso del gas en la renovación de la flota de Transmilenio. Actualmente operan en Bogotá 741 buses a gas natural vehicular, que hacen parte de la renovación de la flota de las fases I y II del sistema de transporte masivo. En ese sentido, el GEB respalda el nuevo contrato social y ambiental de Bogotá, en el cual la ciudad promoverá transporte eficiente y más limpio.

Además de sus operaciones de transmisión y generación de energía eléctrica y de transporte y distribución de gas natural, el GEB se destaca por su política de sostenibilidad. Con sus programas de inversión social y valor compartido ha beneficiado a más de 900.000 personas y ha consolidado un relacionamiento respetuoso e incluyente con sus grupos de interés en los países donde tiene presencia.

Para conservar y proteger la biodiversidad, el grupo está desarrollando alianzas con entidades públicas y privadas como el instituto de investigación de recursos biológicos Alexander von Humboldt, lo que generará conocimiento y permitirá consolidar ‘corredores verdes’ de transmisión de energías de baja emisión.

A esto se suma la puesta en marcha de programas como ‘Energía para la paz’, con más de 70 iniciativas sociales, ambientales, de liderazgo y protección de la vida; la de ‘Desminado operacional’, a través de la cual se han intervenido los 200 kilómetros por donde pasa el proyecto de transmisión Tesalia-Alférez, librando el territorio de explosivos; y el proyecto de desminado humanitario que cubre 20.000 hectáreas.

En La Guajira, el grupo trabaja con los pueblos indígenas, especialmente con el pueblo Wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta, conociendo sus tradiciones, lugares sagrados, costumbres, e incorporando su sabiduría en el desarrollo del proyecto Colectora. Así mismo, el GEB está implementando un modelo de debida diligencia en derechos humanos siguiendo estándares internacionales en su relacionamiento con las comunidades étnicas.

Y, junto con el Instituto von Humboldt y las Corporaciones Autónomas Regionales de Quindío (CRQ) y de Risaralda (Carder), elaboró la “Guía para la Restauración Ecológica de la Región Sub Andina, caso Distrito de Conservación de Suelos Barbas Bremen”, un valioso documento técnico, que busca contribuir al manejo de la biodiversidad y de los ecosistemas de esta región del país.

Este tipo de proyectos sostenibles que adelanta en Colombia, Perú, y Guatemala llevaron a que este año el GEB recibiera el Premio Andesco a la Sostenibilidad 2020, y que Pacto Global haya reconocido sus prácticas de excelencia en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Con políticas de innovación y sostenibilidad, que incluyen el impulso a las energías renovables y la movilidad limpia, el Grupo Energía Bogotá y las compañías del sector se preparan para otras décadas de profundas transformaciones energéticas en un sector que seguirá siendo el motor del desarrollo y el progreso de las regiones en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 de Naciones Unidas.

Tomado de Semana