Con la firma de tres órdenes ejecutivas, el presidente Joe Biden plasmó los lineamientos con los que su Gobierno pretende aportar a la lucha contra el cambio climático. La reducción de emisiones de petróleo, gas y carbón y el impulso a la producción de energías limpias centran esos ambiciosos objetivos.
«Ya hemos esperado demasiado para lidiar con esta crisis climática. No podemos esperar más y lo vemos con nuestros propios ojos. Lo sentimos, lo sabemos en nuestros huesos y es hora de actuar (…) Por eso firmo hoy una orden ejecutiva para potenciar el ambicioso plan de nuestra Administración para enfrentar la amenaza del cambio climático».
En su séptimo día como presidente de EE. UU., Joe Biden dio un drástico impulso en materia medioambiental: Este 27 de enero, el mandatario firmó tres órdenes ejecutivas con el objetivo de revitalizar el sector energético e impulsar las energías limpias en el país.
Con estas órdenes, el Gobierno redujo los subsidios para el sector del petróleo y otros combustibles fósiles y pausó las nuevas concesiones de petróleo y gas en tierras y aguas federales. Además buscará preservar el 30% de las tierras y aguas marítimas del país en los próximos diez años, así como obtener una flota de vehículos federales totalmente eléctrica.
Biden se ha fijado la meta de eliminar la contaminación producida por el uso de combustibles fósiles en el sector energético para 2035 y de la economía del país en general para 2050. Para ello, el demócrata busca impulsar el crecimiento del sector de energías limpias, como la solar y la eólica, y disminuir la dependencia del petróleo y el gas.
El principal objetivo de su plan es detener el calentamiento global a causa de la acción humana que multiplica el impacto de fenómenos meteorológicos como los incendios forestales, intensificados en los últimos años en las costas californianas, así como en el Amazonas y muchos otros lugares del planeta; y los huracanes, cada vez más frecuentes y agresivos en las costas del Atlántico.
La prominente climatóloga y profesora del Instituto de Tecnología de Georgia, Kim Cobb, dijo que la firma de las nuevas políticas es un «excelente comienzo» para la Administración de Biden. «Si este impulso en el día 7 es representativo del mandato de cuatro años de esta Administración, hay muchas razones para creer que podríamos lograr la neutralidad de carbono antes de 2050», aseguró la experta a la agencia Associated Press.
La creación de empleos, el mayor desafío de Biden y la principal crítica de sus adversarios
Las órdenes trazan la dirección de la agenda ambiental y de cambio climático del presidente demócrata y marcan un retroceso de las políticas de su predecesor, el republicano Donald Trump, quien se centró en maximizar la producción nacional tanto de petróleo como de gas y carbón y llevó a cabo estos esfuerzos eliminando las regulaciones a la industria de hidrocarburos y flexibilizando las políticas ambientales.
Sin embargo, aunque la adopción de estas medidas es bienvenida entre la comunidad científica, enfrenta también una fuerte oposición por parte de las industrias del petróleo, el gas y las centrales eléctricas, así como de varios legisladores que ven en la pérdida de empleos —y de ingresos—, un peligro que no están dispuestos a afrontar.
«Los mandatos y las directivas del Gobierno que restringen nuestras industrias de minería, petróleo y gas tienen un impacto adverso en nuestra seguridad e independencia energética», aseguró recientemente ante el Congreso Cathy McMorris Rodgers, representante a la Cámara por el estado de Washington y la principal republicana en el Comité de Energía y Comercio de este órgano legislativo.
Sin embargo, Biden aseguró que sus planes más allá de destruir empleos, crearán muchos otros y dijo que la construcción de una infraestructura encaminada a la protección ambiental y de energías limpias creará millones de empleos bien remunerados. «Vamos a poner a la gente a trabajar. No vamos a perder empleos en estas áreas (…) no son sueños, son soluciones concretas y viables», sostuvo el demócrata.
Biden contempla inversión en comunidades minoritarias y de bajos recursos que viven cerca de refinerías contaminantes, así como en ciudades dependientes de la industria de hidrocarburos (principalmente en estados como Wyoming, Dakota del Norte, Texas y Luisiana, todos ganados por Trump) que enfrentarán fuertes pérdidas de trabajo mientras EE. UU. cambia su rumbo en materia energética.
EE. UU. insta a China a acelerar sus planes medioambientales
Simultáneamente, y desde el Foro Económico Mundial que tiene lugar estos días en Davos, Suiza, el nuevo enviado especial de la Casa Blanca para el cambio climático, John Kerry, reiteró este 27 de enero el compromiso de la nueva Administración para enfrentar la crisis climática e instó a China a acelerar también sus planes medioambientales.
Kerry aseguró que su país buscará mantener las negociaciones sobre el clima con el gigante asiático separadas de otros desacuerdos entre Washington y Beijing y enfatizó que por más decididos que sean los esfuerzos del EE. UU. en materia medioambiental, no será posible que Estados Unidos detenga el aumento de las temperaturas globales por sí solo.
«Con respecto a China obviamente tenemos serias diferencias en algunos temas muy, muy importantes (…) pero el clima es un problema independiente crítico que tenemos que abordar», dijo el funcionario y añadió que el gigante asiático es responsable del 30% de las emisiones mundiales de gases efecto invernadero y EE. UU. del 15%. «Es urgente que encontremos una manera de compartimentar para avanzar», aseguró.
Tanto a nivel internacional como nacional, Joe Biden tendrá cuatro años para materializar sus planes medioambientes, que si bien enfrentan desde ya cuantiosos desafíos tanto en materia política como económica, siembran precedente a nivel histórico e internacional en la postura climática de Washington.
Con AP, AFP, Reuters y EFE
Tomado de France 24