El que mucho abarca poco aprieta

Tomado de Portafolio

Hay que cumplir los acuerdos para agilizar la reactivación social y económica que el país exige y espera. Estos son momentos que requieren sensatez.

Empieza la última legislatura del actual Congreso de la República, que podrá ser histórica si los congresistas se la juegan por la reactivación económica y el bienestar social, por encima de sus intereses partidistas. Los colombianos esperamos ansiosamente respuesta a los desafíos que nos han dejado la covid-19 y los bloqueos que se han presentado en las regiones.

Promover los cambios que requiere el país para combinar adecuadamente las justas aspiraciones sociales y la reactivación económica, impone un trabajo serio, sin polarizaciones, y donde las palabras inclusión y solidaridad sean las que primen en el desarrollo legislativo por venir.

Fomentar el diálogo franco y desprevenido, siempre dispuesto a escuchar los argumentos de todos, es lo que más le conviene a nuestra sociedad. Sabemos que será difícil por ser un año electoral, pero así mismo, la gran oportunidad para que los congresistas que merecen ser reelegidos muestren la casta y para que los nuevos liderazgos se ganen su espacio.

Empecemos con la Reforma Tributaria que en buena hora ha recogido distintas posturas de todos los partidos políticos y demás estamentos sociales y empresariales. Es de resaltar la presentación al Congreso de un texto ya consensuado y discutido en las regiones, donde el ‘todos ponen con progresividad’ ha sido el resultado.

El sector empresarial aportará 10,5 billones, es decir, la mayor parte de los recursos esperados, demostrando con hechos concretos que -así esté fuertemente golpeado por los eventos actuales- sigue firme su compromiso con los programas sociales que ayuden a los más vulnerables, a las pequeñas y medianas empresas, favoreciendo el empleo y el acceso de los jóvenes a la educación superior en universidades estatales de manera gratuita.

Por supuesto, también hay que ser cautelosos y evitar medidas que desincentiven la inversión, así como continuar protegiendo la seguridad jurídica para lograr condiciones que nos permitan recuperar calificaciones perdidas y volver a la senda que se traía.

Hay otras iniciativas que son estructurales y que requieren atención del legislativo, como las laborales, agrícolas, salud, ambiental, pensional, por mencionar algunas, así como la ley antidisturbios y antivandalismo. Tenemos que mirar si hay espacio para abordarlas con el detenimiento que requieren, y evitar el populismo, de derecha o izquierda, que ofrecerán el ‘oro y el moro’, a sabiendas que son inviables presupuestalmente.

Será necesario eludir discusiones que terminen polarizando nuevamente al país con pérdidas de vidas y recursos vitales. Tenemos que entender que la cantidad de leyes aprobadas es un indicador perverso de la eficiencia del Congreso; mucho mejor, propender por la calidad de las mismas.

Hay que cumplir los acuerdos para agilizar la reactivación social y económica que el país exige y espera. Estos son momentos que requieren sensatez, mesura y empatía de la mano con la sociedad. Nada más actual que el viejo aforismo de ‘vísteme despacio que estoy de prisa’.

Camilo Sánchez Ortega
Presidente de Andesco