El cerebro de la energía del país, en Medellín, inmune a la covid-19

Imagínese usted una cuarentena sin luz en casa. Sin poder encender la televisión, sin tener cómo cargar su celular, o conectar el computador para trabajar. Claro, son costumbres más comunes en centros urbanos, porque hay periferias en lo rural que no tienen esa dicha. Incluso poblaciones enteras con intermitencias, como Vigía del Fuerte, el único municipio de Antioquia que aún no está integrado al Sistema Interconectado Nacional.

El caso es que en la ciudad, el aislamiento sería más complejo si, por ejemplo, las medidas para contener el covid-19 hubiesen llegado a tal punto que los operadores del Centro Nacional de Despacho (CND), el cerebro desde el cual se administra la energía eléctrica, no pudieran ir a sus sitios de trabajo. Esas salas de control están en Medellín. Así que sí, al igual que el personal médico, los organismos de socorro y otros valientes, hay un equipo que debe arriesgarse a salir de casa para que el 95 % de Colombia no se apague.

Una sala de cirugía

En abril de 2019, cuando EL COLOMBIANO visitó el CND de XM (la filial de ISA que opera el sistema eléctrico nacional), la compañía ya contaba con una sala de control alternativa que, en caso de emergencia, debía remplazar a la principal, y cuya ubicación, por seguridad, la conoce un reducido número de personas.

Carlos Andrés Cano, director de coordinación y operaciones de XM, explicó que desde enero de este año tomaron la decisión de trabajar en las dos; es decir, si el turno lo componen seis ingenieros, tres están en la sala central y los otros en la alternativa. “Llevábamos años trabajando para implementar esta dinámica. Por casualidad se tuvo justo a tiempo para esta situación”, dijo.

Además, para evitar la exposición de los operarios, la compañía subió de ocho a 12 horas la jornada laboral, de tal manera que uno de los tres grupos habituales no hace parte de la rotación durante un periodo de tiempo, convirtiéndose en la reserva que entraría a remplazar por completo a alguno de los otros, por si alguno de sus integrantes sufre el contagio de covid-19.

Eso sí, explicó Nohemí Arboleda, gerente de XM, como el CND es considerado infraestructura crítica, aunque estemos en medio de una cuarentena por pandemia la sede principal continúa siendo custodiada por el Ejército.

Por otro lado, cuando hay cambio de turno, se hace un proceso de desinfección de los implementos de trabajo. De todas formas, la compañía contrató un servicio de limpieza biológica que, en caso de que el coronavirus afecte a alguno de los trabajadores, se encargará de despejar la amenaza de las salas.

Cano reveló que incluso ya pusieron a punto un tercer centro de control, para que cualquier afectación en los otros dos no pare la operación del sistema interconectado nacional. “En caso extremo de que nos toque operar en un sitio contaminado, contamos con trajes especiales, pero nuestro trabajo no puede detenerse”, expresó.

Cambio de rutina

Juan José Chavarro sabe que por el nivel de complejidad de los procesos que lleva a cabo, ni para él ni para sus compañeros era una opción el teletrabajo. Por eso, a él le gusta pensar que integra esa “primera línea” que hace posible que el país no pare. En su caso, que Antioquia y gran parte de Colombia tengan electricidad.

Su jornada ahora es de 6:30 a.m. a 6:30 p.m., o de 6:30 p.m. a 6:30 a.m., horarios que se intercambian en series de cuatro días: trabajo, descanso, trabajo.

“Una ventaja, para evitar posibles contagios, es que estamos repartidos en los dos lugares. Así, los tres que estamos en un sitio podemos trabajar distanciados en los equipos. Aunque eso de no tener contacto compartiendo el mismo lugar, es muy difícil”, señaló Chavarro.

Como las salas deben ser lo más estériles posible, al ingresar se quitan la ropa que traen puesta y usan una parecida a la del personal médico. En las zonas comunes, donde tienen una cocineta y tres habitaciones para equilibrar el sueño en las jornadas nocturnas, la limpieza se refuerza y el cambio de sábanas se hace al finalizar cada turno.

En casa, agregó Chavarro, como no quiere exponer a sus dos hijos y a su esposa, delimitó una zona de cambiado de ropa y allí la deja para entrar, ducharse y luego sí, pasar tiempo en familia.

La gerente Arboleda indicó que, si la cosa se complica más allá de la primera cuarentena y el número de casos crece, XM contempla adecuar un espacio en la sede para que los operarios puedan vivir allí mientras dure la contingencia. Entretanto, desde ya, la compañía habilitó canales de acompañamiento psicológico para los trabajadores y sus familias.

Antioquia consume menos

Andrés Romero, que vive en un apartamento en el barrio Calasanz de Medellín, ni se imagina el trabajo de los ingenieros que hay detrás y hace posible que pueda apretar un botón del control remoto para entrar a Netflix a ver una serie o una película. “Con tanta gente en casa, ¿en qué cantidad se incrementaría el consumo de energía?”, se cuestionó.

Y aunque ese parece ser el indicador del sentido común, si bien puede estar en lo cierto en cuestión de hogares (ver Para saber más), según las cifras de XM, que comparó la segunda semana de marzo con la última; es decir, una en cuarentena y otra no, en Antioquia hubo una reducción del 20 % en la demanda energética.

El departamento y el país consumen menos electricidad en medio del aislamiento.

CONTEXTO DE LA NOTICIA

Las cifras de XM muestran que, con base en la segunda semana de marzo (del 9 al 15), la siguiente hubo una reducción del 6,6% en la demanda de energía en Antioquia; la cuarta (del 23 al 30), ya con la medida de cuarentena, la disminución fue del 20 %. En la mediana y gran industria, la reducción comparada la segunda y cuarta semana fue de 34,4 %; en hogares, comercio y pequeña industria fue de 16 %. Nohemí Arboleda, gerente de XM, explicó: “Mucha gente se va a la casa y el aumento debería verse, en teoría, pero en general la industria ha tenido grandes reducciones porque está parada, y los hogares son incluidos en el segmento doméstico con el comercio y pequeña industria que también tiene su reducción. No es tan alto el impacto en el consumo. Nos lo esperábamos y así ha sucedido en otros países”.
Tomado de El Colombiano