Tomado de Valora Analitik
27 de marzo de 2020. Habían pasado un par de días desde que el entonces presidente de Colombia, Iván Duque, había decretado el confinamiento obligatorio por la pandemia de covid-19. Esa mañana, la mayoría de los colombianos amanecieron sin poder salir de sus casas. Sin embargo, no fue el caso para un grupo de 40 personas en Medellín.
Su presencia era indispensable en XM, ubicado en la sede de ISA en la capital antioqueña, para que funcionara con éxito el Sistema Interconectado Nacional (SIN) de energía.
La empresa, que también administra el Mercado de Energía Mayorista (MEM), tomó una determinación. Esos 40 operadores tendrían que concentrarse en un hotel. “Como hace la Selección Colombia”, dice una empleada de XM. Así las cosas, mientras trabajaban durante un mes, dormían en un hotel. Lejos de sus familias. Y cuando estaban en el centro de control, tenían que estarlo con trajes de bioseguridad. A su disposición tenían apoyo psicosocial.
Con o sin emergencias o hechos inesperados. Con o sin pandemia. XM tiene que funcionar las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Pero ¿por qué era infaltable que esas 40 personas, repartidas en distintos turnos de 8 horas cada uno, estén allí a cada momento? ¿Qué es lo que hacen allí?
Hasta el enchufe de su casa
Imagine que conecta el cargador de su celular, porque ya la batería está en 3 %. Inmediatamente lo hace, la pantalla del teléfono se ilumina con la señal de que está cargando. Esa acción, que a usted le toma apenas una fracción de un minuto, está respaldada por un proceso mucho mayor.
La energía no se almacena en ninguna parte, empieza a explicar Jaime Alonso Castillo, director (e) de Planeación de la Operación de XM. Entonces, cuando usted conecta ese cargador, “tiene que haber un generador que incrementa su trabajo para responder a ese consumo”. Es decir, en alguna parte de Colombia un recurso se está consumiendo para producir energía. Ese recurso puede ser agua para las hidroeléctricas o gas para las centrales que funcionan con este, por mencionar un par.
Cuando eso pasa, la energía llega al Sistema de Transmisión Nacional. Este es la red de transporte de esa energía que se acaba de producir. “Son las torres que uno ve cuando va por carretera”, apunta Castillo. A través de esa red, llega a la ciudad, donde empieza a la distribución, pasando por los transformadores.
La distribución en las ciudades es a través de los postes de luz repartidos por toda la ciudad. Y ahí, finalmente, llega a su casa para evitar que se quede sin batería en el celular.
“Uno no se da cuenta de qué hay detrás de todo eso. Todos los actores deben estar listos: el agua, el generador, la línea para que todo pueda pasar”. Y ese es el papel de XM. Ser el director de orquesta que coordina una operación que suple entre el 98 % y el 99 % de la demanda energética en Colombia.
“Nosotros no somos dueños de nada, ni de un generador ni de una línea, sino que estamos pendientes de que estemos listos”, dice el experto.
Y no es una tarea sencilla. En pocas palabras, para XM es clave verificar que haya un balance constante entre la demanda -que año a año ha aumentado- y la oferta. “Si en algún momento, la oferta no es igual a la demanda se puede apagar el sistema. Por eso son tan importantes ambas puntas. Siempre tiene que haber ese balance”, explica.
Una ventana al sistema
En el centro de control hay una pantalla gigante, que consiste en tres hileras, cada una con seis pantallas.
La tarea de los que trabajan allí, día y noche, es verificar que todo ande bien en el suministro de energía en Colombia, en cada una de sus etapas: desde la generación hasta la distribución. Para eso, siempre hay 7 personas en las dos salas de control de XM, una que está ubicada en la sede de ISA y otra cuya ubicación no se revela, por seguridad.
Cada uno de esos empleados cumplen funciones específicas. Es el caso de los dos ingenieros de zona, responsables del registro de la operación en todo el país, como si de notarios de la energía se tratara. También está allí el analista eléctrico, que verifica la seguridad del sistema. Ese funcionario estuvo al frente de la emergencia causada por la avalancha de Mocoa, que dejó por 24 horas sin energía a la capital de Putumayo.
Sin embargo, el puesto clave, el de mayor rango, después del coordinador del turno, es el del ingeniero de operación. Él debe estar al frente de la verificación de dos variables: la frecuencia y el voltaje.
La primera es única para todo el país y se trata de mantener el balance entre la oferta de la energía y la demanda. Es el corazón del corazón. Por su parte, el voltaje se verifica de manera regional. En un mapa de Colombia se señala cuál es el valor en cada una de las regiones. Y si cambia de gris a amarillo, azul o rojo, significa que está fuera de los valores.
Operar y administrar: las tareas de XM
Lo que sucede en esos centros de operación es la clave de todo el trabajo de XM.
Creada en 2005, gracias al artículo 167 de la ley 142 de 1994, XM se encarga de operar y administrar el Sistema Interconectado Nacional. Y, dado ese papel activo que cumple, es transversal a todo el sistema de energía de Colombia. Un sistema que, a hoy, cuenta con 103 generadores, 14 transmisores, 38 distribuidores y 138 comercializadores.
Como explica Castillo, XM coordina la operación de toda la cadena productiva del sector eléctrico nacional, lo que incluye las plantas hidroeléctricas, térmicas y eólicas, entre otros tipos de generación (alrededor de 19.000 MW). También de los recursos de transmisión, que permiten llevar energía a los cerca de 50 millones de habitantes en Colombia y también a los habitantes de Ecuador.
El SIN está en el 50 % del territorio nacional. Sin embargo, atiende entre el 98 % y el 99 % de la demanda energética de Colombia. Otros territorios como Chocó, San Andrés Islas y Leticia, por mencionar algunos, no hacen parte del SIN y, por tanto, XM no opera allí.
En cuanto a la administración del mercado, está al frente del Sistema de Intercambios Comerciales (ASIC) y ser Liquidador de Cuentas de Cargos por uso de las redes del Sistema Interconectado Nacional (LAC). Además, XM administra las transacciones internacionales de electricidad con Ecuador.
XM vela por el intercambio de grandes bloques de energía eléctrica en el SIN a precios eficientes, que reflejen los costos marginales en que se incurre para su generación entre las empresas generadoras, transmisores, distribuidores, comercializadores y consumidores o usuarios no regulados.
Un trabajo que debe tener en cuenta, además de todo, las circunstancias externas que pueden poner en riesgo al sistema, como el fenómeno de El Niño.
XM y El Niño
El pasado 4 de julio, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó un anuncio que, hacía varias semanas, se estaba esperando. En el mundo están las condiciones dadas para que se vuelva a vivir un fenómeno de El Niño.
Este evento climático ocurre en el Océano Pacífico tropical, cuando hay un calentamiento anormal de las aguas superficiales. Ese calentamiento, a su vez, altera los patrones de los vientos alisios, disminuyendo su velocidad. Y, por tanto, se produce acumulación de agua caliente, aumentando la temperatura del agua.
“La formación de un episodio de El Niño aumentará considerablemente la probabilidad de que se batan récords de temperatura y se experimente un calor más extremo en muchas partes del mundo y en los océanos”, dijo el secretario general de la OMM, profesor Petteri Taalas.
Ante esta realidad, el sistema energético colombiano se tiene qué preparar. Sobre todo, porque según XM, el 66 % de la demanda energética se suple con hidroeléctricas. Y dado que en Colombia El Niño se presenta con menos lluvias y, por tanto, sequías, el caudal de los ríos que suplen esas hidroeléctricas puede afectarse.
El ingeniero William Giraldo, vicepresidente de Proyectos de Generación de Energía de EPM, explica que en Hidroituango se ha estudiado el efecto del fenómeno. Se espera que, durante El Niño, el caudal del río Cauca sea de 550 metros cúbicos, de los 680 metros cúbicos que requieren las dos turbinas que ahora funcionan.
Aunque está por debajo del nivel necesario, EPM cree que hay las garantías para que Hidroituango pueda seguir adelante.
XM debe tener en cuenta todos estos factores. En Colombia, la temporada de lluvia se da en dos momentos: de mayo a junio y de agosto a noviembre, siendo los más lluviosos septiembre y octubre. Dado que El Niño se presentará en el segundo semestre de 2023, habrá menos lluvias. Y se llegará a diciembre de 2023 y abril de 2024, con menos reservas.
“El Niño más peligroso es cuando no hay lluvias entre octubre y noviembre, afectando todas las regiones”, explica Castillo.
Imagine que por un par de minutos el país entero se queda sin energía. En las casas no funcionan los tomacorrientes, en los hospitales no prenden los aparatos y las calles a oscuras. Ese panorama podría ser el escenario si XM no está vigilando todas las variables que hacen posible un país conectado. Eso incluye, mantener el delicado equilibrio de la oferta y la demanda, que, en 2022, creció 3,34 %. De ahí que en la empresa deba haber siempre un grupo de personas preparadas para mantener el equilibrio, incluso en momentos críticos como El Niño.