Tomado de La República
Por: Sandra Berthelot
Los mercados de capitales están implicados en nuevas tendencias con los compromisos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible tanto en materia de las políticas del cambio climático y economía verde como de las políticas de igualdad de género. Desde una perspectiva financiera, es un cambio significativo: estamos involucrando desde las entidades financieras y corporativas a tener un impacto social, ambiental, y ojalá reducir la pobreza multidimensional.
Según el Dane en Colombia, en 2020, el año pasado 9,04 millones de personas vivieron en condiciones de pobreza multidimensional en Colombia. Aunque no tenemos los datos todavía para el año 2021, ya podemos prever una incidencia más alta aún. Le región América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo a juzgar por el coeficiente de Gini, que ha pasado de ser 0,54 en 1970 a 0,47 en 2018, mientras que las clases medias todavía representan un porcentaje minoritario de la población, llegando solo al 37% de la población total en 2018 (Cedlas y Banco Mundial, 2020; Cepal, 2019).
De ahí la importancia de que efectivamente se cumplan con los bonos verdes y de género en los mercados de capitales. Desde el Banco Interamericano de Desarrollo, se creó una apuesta interesante en generar bonos sociales de género y verdes desde la emisión de BID Invest siguiendo el buen camino de los bonos verdes, sociales y de género. Los bonos funcionan como una inversión de capital donde podemos apoyar a las entidades emprendedoras para la equidad de género y verdes se destinan a la financiación o refinanciación de proyectos verdes. Más allá de ser un producto financiero de renta fija, los bonos están sujetos a la misma regulación financiera y de mercados de capitales que un bono tradicional, pero tienen como objetivo cerrar brechas de acceso de las mujeres al mercado laboral, a posiciones de liderazgo o a financiamiento verde. Desde 2019, el BID Invest suscribió la emisión de cuatro bonos de género: Banistmo en Panamá en 2019, en 2020 con Davivienda, Banco W en Colombia y Caja Arequipa en el Perú.
Desde la Unión Europea, la reactivación económica ha llevado a cabo el nuevo instrumento, NextGenerationEU, en su marco financiero 2021-2027 con un total de 149.510 millones orientados a los planes de recuperación, mercado único, innovación, economía digital y verde. En 2007, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) lanzó por primera vez una emisión muy especial los bonos verdes. Se usan para lograr un impacto positivo en las instalaciones renovables, eficiencia energética, transporte limpio y gestión de residuos y mucho más. Su principal peculiaridad reside en su objetivo: deben destinarse a la financiación de proyectos que contribuyan a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Los inversores cada vez son más cercanos a la idea de invertir en proyectos socialmente responsables y, en esa vía, los emisores responden a la nueva tendencia con la reubicación de fondos en proyectos de impacto social y ambiental. Esta expansión a este tipo de inversión tendrá un alto potencial para América Latina en los próximos años. En este sentido, la región puede tener un impacto significativo con esta inversión para lograr su transición energética, sostenible e inclusiva. La reducción de la pobreza multidimensional está incursionando en esta apuesta financiera que permitirá mayor empoderamiento verde y con las lentes de género. ¿Será que esta implicación de los mercados financieros en temáticas de políticas públicas, incentivarán los Gobiernos en actuar en este sentido?.