Un proyecto que parecía extraído de una novela de ciencia ficción, el cual contaba con 1000 millones de dólares de inversión y varias promesas de revolucionar la generación de energía por medio del sol. Una de las primeras centrales térmicas solares, y que buscaba convertirse en un ejemplo para todo el mundo.
Este es el caso de ‘Crescent Dunes’, una planta solar que hoy está muerta ya que nunca logró su objetivo al verse rebasada, irónicamente, por el éxito de la energía solar, e incluso algunas malas gestiones.
Estados Unidos quería “ganar el futuro”
Era finales de septiembre de 2011, y en Estados Unidos se anunciaba la puesta en marcha de un ambicioso proyecto de energía solar conocido como ‘Crescent Dunes’, el cual contaba con el apoyo de varias compañías privadas y hasta el mismo gobierno de presidente Barack Obama.
Se trataba de una central térmica solar (CSP) de 110 MW con una capacidad de almacenamiento de hasta 1,1 GWh, la cual estaría situada cerca de Tonopah, a unos 310 km al noroeste de Las Vegas, en el estado de Nevada. El proyecto estaba a cargo de Tonopah Solar Energy y sería desarrollado por SolarReserve, que era una de las compañías más grandes en el desarrollo de energía solar.
Para echar a andar la construcción de la planta, Tonopah Solar Energy recibió 737 millones de dólares por parte del Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE), además de inversiones privadas de Citigroup y otras compañías. En total, el presupuesto era de 1.000 millones de dólares, que servirían para conseguir lo último en tecnología para la fabricación de una planta solar térmica.
A todo se esto se le sumó el apoyo de diversos políticos, como Harry Reid, senador de Nevada, quien fue quien otorgó el permiso para la construcción de la planta en terrenos públicos. Incluso se hizo un evento en Washington para celebrar este gran paso hacia la adopción de energías renovables en Estados Unidos, donde Kevin Smith, CEO de SolarReserve, declaró estar “orgulloso” de que todos estuvieran haciendo algo “para ganar el futuro”.
Energía solar/térmica incluso durante las noches
El proyecto de ‘Crescent Dunes’ consistía en la instalación de 10.347 espejos (heliostatos) que forman una espiral de más de tres kilómetros de ancho en torno a una torre en medio del desierto. Con cada espejo se buscaba recoger la luz solar para concentrar energía térmica en dicha torre de casi 200 metros de altura, esto con el objetivo de calentar sal fundida que circula desde la torre hasta un tanque de almacenamiento, donde se utiliza para producir vapor y generar electricidad.
Cada heliostato está compuesto por 35 placas de espejo 1,8 m, lo que ofrece un área total de 115,7 metros cuadrados. Lo atractivo de este método es que todo el exceso de energía térmica se almacena en la sal fundida y puede utilizarse para generar energía durante un máximo de diez horas, que incluso sirve durante la noche y cuando no hay luz solar directa.
Víctima del éxito de la energía solar
Durante la construcción de la planta, SolarReserve cerró un contrato con NV Energy, quien abastece de energía a varias zonas del estado de Nevada, para que fueran los únicos clientes del proyecto con una exclusividad de 25 años. Una de las condiciones es que SolarReserve les congelaría el precio de la energía generada durante todo ese tiempo.
La construcción de ‘Crescent Dunes’ terminó a finales de 2013, y después de varias pruebas y algunos retrasos durante 2014, la planta empezó a operar formalmente en septiembre de 2015. En octubre de 2016, la planta tuvo que ser apagada debido a una fuga en un tanque de sales fundidas, y después de las reparaciones volvió a operar en julio de 2017.
La planta nunca consiguió generar la energía que prometió SolarReserve, la cual presentó una media del 20% y fue hasta 2018 cuando alcanzó su mayor pico al llegar al 40% de generación de energía. Ante esto, NV Energy decidió rescindir el contrato debido a que en tres años de operación nunca se llegó a la generación de energía prometida, lo que llevó al cierre de ‘Crescent Dunes’ en el mes de abril de 2019.
Para darnos una idea del porqué NV Energy decidió abandonar el proyecto, en 2011 la generación de energía solar en Estados Unidos costaba unos 355 dólares el MWh, y el apostar por ‘Crescent Dunes’ les costaría sólo 135 dólares el MWh. Lo que no esperaban es que el coste de MWh bajará drásticamente en los próximos años hasta llegar a los 50 dólares en 2019, mientras ellos lo seguían pagando a 135 dólares. Y si a esto le sumamos que nunca obtuvieron la cantidad de energía prometida, entonces era claro que el negocio estaba muerto.
Uno de los más grandes y dolorosos descalabros de la energía solar
NV Energy demandó a SolarReserve, quien a día de hoy está envuelta en litigios y acusaciones por la mala gestión de ‘Crescent Dunes’. Y es que el principal problema fue, curiosamente, su costosa tecnología, la cual se vio rebasada ante la disminución en los precios de los paneles solares y la mejora en su eficiencia en los últimos diez años. Esto hace que actualmente una granja solar basada en paneles fotovoltaicos represente una fracción del coste de la operación de una planta CSP, como ‘Crescent Dunes’.
Y es que una instalación como ‘Crescent Dunes’ además requiere de piezas especificas y personal calificado para mantener la operación y ser eficiente, por lo que el problema iba más allá que la simple generación de energía.
‘Crescent Dunes’ pasó a manos del Departamento de Energía estadounidense en agosto de 2019 como parte de una expropiación a SolarReserve, esto tras no cumplir con las fechas de pago de los prestamos.
Actualmente no se sabe qué pasará con ‘Crescent Dunes’ exactamente, buscan resucitar el proyecto. Mientras tanto SolarReserve presentó una demanda en contra de la expropiación de la instalación, donde a su vez demandó a ACS Cobra, una compañía española que fue la responsable de diseñar los tanques de sal. Según la demanda, los tanques estaban mal diseñados, lo que provocaba pérdidas de sal y el tener que detener la operación de la planta.
Tampoco se sabe que pasará con el resto de proyectos que están a cargo de SolarReserve, como ‘Sandstone’, cuya inversión superaba los 5.000 millones de dólares para construir una planta térmica de 2.000 megavatios.
Tomado de Xataka