Que la Corte Constitucional no acepte las sesiones del Congreso en forma virtual y que por esta decisión queden en entredicho las decisiones tomadas es algo que debió ocurrir en la época de las cavernas y para lo cual los jueces se debieron poner no tapabocas, sino taparrabos.
Pero ellos no son los únicos que se iluminan con teas, ya vimos lo que pasó con Uber y la decisión de la SIC, que afortunadamente fue echada para atrás por el Tribunal Superior de Bogotá.
No todo es malo, ya que en una declaración del presidente de la Corte Constitucional quedó claro el uso de canales digitales para enviarles las tutelas, las que, en promedio, desde el 2015 llegan a 610.000 por año, lo que equivale a 1.671 diarias o 70 por hora. Usando la tecnología, no solo para transmitirlas a la Corte, sino ojalá para la revisión y todo lo que tenga que ver con el proceso, le va a ahorrar mucha plata al Estado.
Llegó la hora de que este gobierno empiece a digitalizar los trámites de los ciudadanos ante las entidades públicas, aunque ya hay bastantes, y que se aproveche esta época de pandemia para hacerlo y mirar los efectos positivos que se pueden lograr.
También se debe mirar esta etapa de la digitalización de muchas actividades, como la economía colaborativa, el teletrabajo, la educación virtual, el comercio electrónico y todo lo que viene y se está quedando, lo que requiere alguna regularización por ley para que funcione como debe ser.
Esta época, en la que el país se sumergió en el mundo digital, debe ser aprovechada por el Gobierno para entender, apoyar y legislar todos los usos de las diferentes tecnologías a fin de que estas puedan rodar por una calle asfaltada amplia, sin tropiezos y sin que nadie les meta un palo en la rueda. No se deben tener en cuenta presiones para impedir la entrada en funcionamiento de ‘apps’ que pueden competirles a empresas tradicionales, pues estos emprendimientos representan del 0,2 al 0,3 % del PIB del país y generan empleo.
No se puede desaprovechar este momento para, de verdad, convertirnos en un país digital con ciudadanos digitales, porque, guste o no, este será el futuro.
Se habla mucho de los militares violadores, a los que les debe caer el peso de la justicia, pero también se debe juzgar a los violadores de las Farc, quienes se aprovecharon de centenares de mujeres y niños, y contra los que la Fiscalía y la JEP no han hecho nada.
GUILLERMO SANTOS CALDERÓN
Tomado de El Tiempo